15 septiembre 2016

Mi pesadilla con "American Horror Story"



"American Horror Story" puede ser una de las series de más éxito reciente, y una de las principales culpables de esa moda por las series de antología, de temporadas autoconclusivas, que estamos viviendo actualmente, pero nunca ha sido santo de mi devoción. O no demasiado. Vi en su momento el principio de la primera temporada, la mitad de la tercera y el principio de la cuarta, y nunca me he animado a ver la segunda, "Asylum", la que todo el mundo considera que es la mejor, en la que el pastiche de ideas, el exceso y las locuras encajan a la perfección (y la que dejó aquel estupendo bailecito con "The name game"). Los histrionismos de Ryan Murphy me acaban expulsando, y aunque realmente creo que "Coven" era un divertimento que tenía su aquél, la saga no acaba de ser para mí.

Sin embargo, hay que reconocer que, cuando todas sus piezas funcionan, sus arranques suelen enganchar, y eso es lo que ha sucedido con "My Roanoke nightmare", que es finalmente el tema de esta sexta temporada que ha estado sumida en el misterio, y en las promos que jugaban al despiste, durante todo el verano. En un principio, no parece que vaya a inventar la pólvora en el género, pero el primer episodio se nota más centrado, y aporta una diferencia narrativa con el resto de las temporadas que puede ser interesante, sobre todo, porque va a dar oportunidad a que se luzca una de las mejores partes que tiene la serie, que son sus actores.

Si un episodio constara sólo de Sarah Paulson y Angela Bassett discutiendo, ya sería interesante, y si Lily Rabe y Andre Holland se pasaran una hora entera contando sus vidas, no perderían nuestra atención ni por un instante. Lo más curioso de los proyectos de Ryan Murphy es cómo ha montado una troupe a su alrededor, un grupo de actores que saltan con él de serie en serie, y que repiten en cualquier cosa que les ofrezca casi sin leer antes el guión. Despropósitos como "Freak Show", o idas de olla más o menos simpáticas como "Coven", podían salvarse por los profesionales que había delante de las cámaras, a los que casi siempre saben cómo sacarles provecho.

Todo esto no descarta que, cuando hagan parón navideño, no me baje del carro de "American Horror Story", pero mi historia de desencuentros con la serie puede corregirse en esta temporada. Sobre todo, me intriga ver cómo irá evolucionando ese truco narrativo, y si va a tirar más del folklore estadounidense o de sus habituales referencias cinematográficas.

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